INTRODUCCION
La vitamina C es una conocida vitamina hidrosoluble a la que se han atribuido múltiples efectos y aplicaciones, tanto a través de su uso tópico como sistémico. Este trabajo de revisión trata de sintetizar de forma global y práctica, a través de 4 apartados, los datos actuales que existen en la literatura sobre el ácido ascórbico. Previamente se realiza un repaso de la vitamina C desde el punto de vista farmacológico, lo cual nos ayudará a comprender muchas de sus aplicaciones. Muchos de los usos de la vitamina C están curiosamente discutidos por la comunidad científica. Se tratará cada uno de estos aspectos por separado en el apartado de «Usos clínicos». También se revisa el déficit de ácido ascórbico, el escorbuto, con especial mención a los datos dermatológicos. Para terminar, se hace una breve reseña de los acontecimientos históricos más relevantes que han permitido alcanzar el descubrimiento de la vitamina C a través del estudio del escorbuto.
FARMACOLOGIA
Propiedades físico-químicas
El ácido ascórbico es una lactona de un azúcarácido derivado del ácido gulónico que se sintetiza a partir de la glucosa (fig. 1) 1,2. Desde el punto de vista bioquímico, la vitamina C o ácido L-ascórbico es un polvo cristalino, blanco e inodoro, muy soluble en agua y relativamente insoluble en disolventes orgánicos. En estado seco y protegido de la luz es estable durante períodos de tiempo muy prolongados 3. La mayor parte de los mamíferos y de las plantas sintetizan vitamina C de forma endógena a partir de la glucosa y de la galactosa 4. Sin embargo, los seres humanos carecen de esta capacidad 5. No disponemos, al igual que sucede con algunos animales como los primates, la cobaya, los murciélagos frugívoros de la India, el caballo, determinadas especies de peces, algunos insectos y otros invertebrados, de una enzima denominada gulonolactonaoxidasa implicada en la síntesis del ácido ascórbico 1,4,6.
Fig. 1.--Estructura química de la vitamina C.
Fuentes de vitamina C y dosis recomendadas
La vitamina C se encuentra en los cítricos, brócoli, coliflor, espinacas, patatas, kiwis, fresas y tomates 4,7. Podemos encontrar las siguientes cantidades de vitamina C por cada 100 g de los siguientes alimentos: naranjas 50 mg, kiwis 500 mg, limones 80 mg y pimientos rojos 200 mg. Los productos lácteos, la panadería y los frutos secos apenas aportan vitamina C 8. Los medicamentos que contienen ácido ascórbico son químicamente idénticos a la forma natural y no tienen ninguna diferencia en cuanto a actividad o biodisponibilidad 4.
Las dosis diarias recomendadas de ácido ascórbico son de 75 mg/día (mujeres) y 90 mg/día (varones) 9,10. Disponemos entre 1,2-2 g (20 mg/kg peso) de ácido ascórbico en todo el organismo 9 y su vida media oscila entre los 10 y 20 días 4,11. En un estudio sobre 15.800 personas en EE.UU. los valores de ácido ascórbico en plasma en varones oscilaban en rangos entre 36,3-46,0 mg/dl y entre 42,6-55,1 mg/dl en mujeres 12. En otro trabajo realizado sobre 2.500 personas en Cataluña sobre las fuentes alimentarias de vitamina C, se evidenció que la ingesta de ácido ascórbico superaba los 60 mg/día, tanto en hombres como en mujeres para todas las categorías de edad. Sólo la categoría de 18 a 34 años en el género femenino estaba por debajo de los 100 mg/día (rango inferior a la dosis recomendada para el subgrupo específico de fumadores habituales). Las frutas, verduras y legumbres constituían el 86 % del total del aporte. Las bebidas, salsas, lácteos y huevos proporcionaban un 12,5 % del ácido ascórbico. Los frutos secos y las grasas no contribuyeron a dicho aporte. La ingesta de vitamina C se obtuvo en un 75,2 % de frutas frescas y verduras, el tomate y la coliflor. Los cítricos aportaron el 44 % y el grupo de las verduras, tomates y coliflor el 32,8 % 13. Una dieta normal aporta las cantidades necesarias para cubrir nuestras necesidades diarias 14. El consumo de 5 raciones de frutas y verduras al día aporta una cantidad superior a 60 mg/día 7. El estatus socioeconómico se correlaciona con los niveles plasmáticos de vitamina C. De esta manera, los individuos que pertenecen a clases sociales manuales, con bajos niveles educativos o los que viven en zonas deprimidas, presentan niveles más bajos de ácido ascórbico 15.
Farmacocinética
La absorción varía en función de la dosis. En el intestino delgado se absorbe, por un mecanismo de transporte Na+ dependiente 2, entre el 80-90 % cuando tomamos cantidades de hasta 100 mg/día, mientras que esta cifra disminuye rápidamente cuando tomamos dosis de 500 mg/día 4,10. Con dosis mayores de 1 g absorbemos la mitad o quizá menos 7. La biodisponibilidad oral para 30 mg es del 87 %, 80 % para 100 mg, 72 % para 200 mg y 63 % para 500 mg 16. No se une a proteínas plasmáticas y su exceso se regula mediante excreción renal cuando tomamos dosis de más de 100 mg/día, lo que corresponde a una concentración plasmática de 60 mg/dl, momento en el cual el plasma y los leucocitos están totalmente saturados 10. Dosis superiores a 500 mg/día contribuyen en escasa medida a aumentar los niveles plasmáticos o tisulares de vitamina C 10. La capacidad de absorción total es de 1.200 mg en 24 horas, lo que se consigue con dosis de 3 g 2. Se distribuye por todo el organismo, aunque se encuentran niveles elevados en el cerebro, corteza suprarrenal, hígado, bazo, páncreas, riñones y leucocitos por razones que hoy en día desconocemos 10.
Sufre metabolismo hepático en forma de metabolitos inactivos como derivados sulfatados o combinados con oxalato. Con niveles plasmáticos normales de 0,8-0,9 mg/dl, la vitamina C filtrada por el riñón es reabsorbida en el túbulo; por encima de estos valores, se elimina como tal o en forma de sus metabolitos, siendo mayor la parte excretada cuanto mayor sea la dosis ingerida. El exceso de ácido ascórbico se elimina por la orina en forma de ácido oxálico, ácido ascórbico inalterado y una pequeña cantidad en forma de ácido deshidroascórbico. También se elimina por las heces una fracción de dosis no absorbida 2.
Farmacodinámica
Las concentraciones de vitamina C están disminuidas en determinados estados como la diabetes, la pancreatitis aguda, el infarto de miocardio, la fiebre, las infecciones virales, la actividad física extenuante, el tabaquismo o el estrés 4,7,10,12,17. Al cabo de 4 semanas de dejar de fumar las concentraciones plasmáticas de vitamina C aumentan en un 13,5 % 18. Desde hace más de 50 años se viene hablando de los radicales libres (RL) como causa del fotoenvejecimiento y de la importancia de la vitamina C en este proceso. También se han encontrado niveles plasmáticos bajos de ácido ascórbico en pacientes con enfermedad de Alzheimer, pese a llevar una dieta adecuada, lo que hace sospechar el papel de los RL en la fisiopatología de esta enfermedad 19. El cuerpo humano genera RL como consecuencia de procesos endógenos como la respiración celular, la fagocitosis, la apoptosis, la coagulación o el metabolismo del O2 o exógenos como el ejercicio, la dieta, la radiación UV, la polución o el consumo de cigarrillos 20. Los RL contienen uno o más electrones no pareados que son los causantes de los daños causados a las proteínas, ADN o membranas plasmáticas 21. Son metabolitos intermedios de vida muy corta (milésimas de segundo) que se caracterizan por su alta reactividad y gran inestabilidad. La presencia de un número impar de electrones en la órbita externa de sus átomos les hace unirse a electrones de átomos vecinos con la producción de reacciones en cadena. Se producen en aquellas zonas celulares donde el oxígeno tiene una mayor actividad como el retículo endoplasmático, las mitocondrias o los peroxisomas citoplasmáticos. Ejemplos de RL son los grupos hidroxilo (OH-), el anión superóxido (O2-) o el peróxido de hidrógeno (H2O2), todos ellos enmarcados en las denominadas especies reactivas de oxígeno (ERO) 22. Como sustrato oxidable se pueden considerar casi todas las moléculas orgánicas e inorgánicas que se encuentran en las células vivas, como proteínas, lípidos, hidratos de carbono y ADN 23. Nuestro organismo ha dado lugar a mecanismos defensivos que tratan de contrarrestar los efectos deletéreos de estas partículas con sistemas enzimáticos como las catalasas, superóxido dismutasas o glutatión reductasas, que podemos encontrar en los queratinocitos de la epidermis. El daño causado por los RL puede ser compensado mediante tres mecanismos: reducción de la ingesta energética (con lo que disminuiría el número de reacciones que los producen), disminuyendo aquellos componentes de la dieta que se caracterizan por su capacidad de generar RL como los ácidos grasos poliinsaturados, y por último, suplementando la dieta con inhibidores de las reacciones que dan lugar a los RL 24. El efecto nocivo de los RL se puede objetivar a diferentes niveles. En los lípidos dan lugar a la denominada peroxidación lipídica alterando la permeabilidad de la membrana celular con la aparición de edema y muerte celular. En las proteínas se produce oxidación de aminoácidos como la fenilalanina, tirosina, histidina y metionina y en el ADN las modificaciones oxidativas traen como consecuencia daños en la expresión de genes, delecciones, fragmentaciones o reordenamientos cromosómicos 23. Es aquí donde el ácido ascórbico podría tener un papel fundamental como mecanismo defensivo frente al ataque oxidativo. Más específicamente, los mecanismos bioquímicos que participan en el proceso antioxidante de la vitamina C en enfermedades como el cáncer están relacionados con la incorporación del ácido ascórbico en el sistema inhibidor de la hialuronidasa, evitando la diseminación metastásica de los tumores al mantener intacto el tejido peritumoral, potenciando el sistema inmune con el aumento en la producción de linfocitos, en la prevención de la formación de nitrosaminas en el tracto gastrointestinal y en la inhibición del potencial de carcinógenos químicos aumentando la actividad detoxificante del sistema del citocromo P-450 25-27. Es un potente reductor, perdiendo con facilidad átomos de hidrógeno transformándose en ácido deshidroascórbico, que también posee actividad de vitamina C 1. Al ser hidrosoluble se comporta como el mayor captador de elementos oxidantes en la fase acuosa del organismo, antes de que se produzca el ataque sobre otros elementos como los lípidos de las membranas celulares. Los queratinocitos tienen la capacidad de acumular altos niveles de vitamina C previniendo los efectos de la radiación UVB, como el aumento de los niveles de peróxido o la inducción de la muerte celular. A nivel molecular la vitamina C actúa como basurero de las ERO generadas, modula la expresión de genes previniendo el daño producido por las ERO, regula la diferenciación queratinocitaria manteniendo un estado equilibrado en las reacciones de oxidación-reducción y facilita la interrupción del ciclo celular y de la apoptosis en respuesta al daño causado en el ADN 28.
Entre otras de sus múltiples funciones (tabla 1) figuran la síntesis de péptidos y la hidroxilación de prolina y lisina, de ahí su importancia en la génesis de las fibras de colágeno 4. El derivado de la prolina 4(R)-L-hidroxiprolina (4-Hyp) desempeña un papel fundamental en el plegamiento y mantenimiento de la estructura del colágeno y, por lo tanto, en la estabilidad de la matriz extracelular. Las fibras de colágeno se forman a partir de un tripéptido repetido Gly-X-Y donde X e Y son generalmente Pro o 4-Hyp. Un péptido formado por 10 repeticiones de Gly-Pro-Pro, al plegarse, da lugar a una hélice de colágeno, pero esta estructura se desvanece a los 41° C. Si cambiamos las 10 repeticiones por Gly-Pro-4-Hyp la temperatura de fusión aumenta hasta los 69° C 3. Por su parte, la hidroxilación de la lisina a carnitina es necesaria para la glucosidación y la formación de puentes cruzados en las fibras de colágeno 2.
Es un potente antioxidante previniendo la oxidación de las lipoproteínas de baja densidad (LDL) 10,29. Participa en la síntesis de catecolaminas (convirtiendo la dopamina en noradrenalina) y carnitina (que interviene en el transporte de ácidos grasos hacia el interior de la mitocondria, fundamentales para la producción de energía) 4,7. También ejerce un importante papel en la absorción intestinal del hierro, por su acción reductora y quelante, facilitando su movilización y su absorción intestinal 2,4,7. Otras funciones son la conversión de ácido fólico en folínico, la participación en el metabolismo de la tirosina, la regulación junto al cortisol del proceso de neoglucogénesis 30 y la conversión del colesterol en ácidos biliares 4. Por último, destacar su protagonismo en el proceso de fagocitosis, protegiendo a los leucocitos polimorfonucleares (PMN) de los productos generados durante la misma 31.
USOS CLINICOS
Los estudios publicados en relación con su poder protector frente a dos grandes patologías que constituyen la principal causa de muerte hoy en día, como son el cáncer y las enfermedades vasculares, añadido al hecho de que su ingesta no ocasiona riesgos importantes para la salud y todo ello favorecido por poderosos intereses económicos de las compañías farmacológicas, ha propiciado un uso desmesurado de medicamentos con capacidad antioxidante entre los que se encuentra el ácido ascórbico 32. Las concentraciones plasmáticas de ácido ascórbico en un estudio de cerca de 20.000 pacientes fueron inversamente proporcionales a la mortalidad. Un aumento en los niveles plasmáticos de vitamina C de 20 mg/dl se asoció con un 20 % de disminución de mortalidad independientemente de su causa 33. Sin embargo, los estudios más serios y rigurosos han puesto en duda muchos de estos resultados.
Enfermedades vasculares
La ateroesclerosis es una enfermedad crónica de las arterias de mediano y gran calibre, caracterizada por un endurecimiento y pérdida de elasticidad de la pared vascular junto a un estrechamiento de la luz. Esto hace que sea responsable de patologías como la angina de pecho, el infarto de miocardio, la enfermedad cerebrovascular y la arteriopatía periférica 34. La vitamina C actuaría a diferentes niveles impidiendo la oxidación de LDL, evitando así la progresión de enfermedades como la ateroesclerosis, contrarrestando la oxidación de mecanismos de vasodilatación como el óxido nítrico de las células endoteliales y reduciendo la actividad plaquetaria para así evitar la formación de trombos 32.
Algunos autores, en función de determinados estudios epidemiológicos de reducción del riesgo en sujetos sanos de cáncer y enfermedades cardíacas o cerebrales, sugieren que la dosis recomendada diaria de vitamina C debería establecerse en 100-120 mg/día 4,35. Hay trabajos que avalan su capacidad de protección frente a la aterogénesis 4. Dosis insuficientes de vitamina C pueden dar lugar a cambios en el metabolismo del colágeno, produciéndose cambios cruciales en las características de la placa ateroesclerótica que favorecen su ruptura 36. La combinación de suplementos de vitaminas C y E, tomados con la comida, reducen la progresión de la ateroesclerosis carotídea en pacientes hipercolesterolémicos y la ateroesclerosis coronaria en pacientes trasplantados 37. Dosis de 1-3 g/día mejoran la reactividad vascular, lo cual puede ser importante en enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares 35.
Sin embargo, en una amplia revisión de 1.127 artículos publicados sobre el tema se llega a la conclusión de que la ingesta de vitamina C presenta un beneficio desde el punto de vista cardiovascular tan sólo en la subpoblación de varones fumadores 38. Resultados similares aporta otro trabajo de revisión que incluye artículos publicados entre 1989 y 2001. Según este estudio los antioxidantes no aportan beneficio alguno en la prevención primaria y secundaria de la enfermedad cardiovascular 39.
¿Cuál es el porqué de esta disparidad de resultados? Existen varios factores que pueden explicar esta variabilidad. Por una parte se ha demostrado que las poblaciones con una alta incidencia de enfermedad cardiovascular presentan niveles plasmáticos bajos de antioxidantes, pero esto no quiere decir que ésa sea la causa de la enfermedad cardiovascular, simplemente sería un marcador de hábitos de vida poco sanos 39. Aunque es indudable que los estudios epidemiológicos revelan que aquellas personas que llevan una dieta sana, con ingesta de abundantes vegetales, frutas y cereales tienen menor riesgo de sufrir enfermedades crónicas, entre las que se incluyen las enfermedades cardiovasculares y el cáncer, no es menos obvio que existen en esos alimentos otros múltiples nutrientes, aparte de los antioxidantes, con posibles propiedades preventivas que hoy desconocemos 40. En un amplio trabajo de revisión de la literatura de trabajos publicados en inglés entre 1966 y 1996 se determinó como de evidencia inconsistente los suplementos diarios de ácido ascórbico. En opinión de estos autores, todas las conclusiones que hemos leído en muchos tratados y artículos de medicina están basadas en estudios defectuosos o deficientes 41.
Cáncer
En teoría, la vitamina C actuaría neutralizando productos químicos mutagénicos tanto endógenos como exógenos, evitando así el desarrollo de neoplasias. En algunos subgrupos su uso se ha demostrado beneficioso, como en los pacientes con cáncer de vejiga cuando se da asociada a bacilo de Calmette-Guérin (BCG) 42. Sin embargo, en otros estudios no existen datos concluyentes en cuanto a su papel preventivo o terapéutico frente al cáncer 32. En un estudio prospectivo con 90.000 mujeres se demostró que la vitamina C a altas dosis no protege del desarrollo de cáncer de mama 43.
Cataratas
Su papel antioxidante puede prevenir la formación de cataratas 35. Con la edad, los niveles de vitamina C en el cristalino van disminuyendo. El ácido ascórbico actuaría como contramedida antioxidante frente a los efectos del metabolismo de la glucosa implicada en la formación de las cataratas. Pero, una vez más, surgen estudios contradictorios que ponen en duda su efectividad, arrojando serias dudas sobre la utilidad de suplementos vitamínicos para su prevención 44.
Se ha demostrado in vitro que los suplementos con ácido ascórbico en cultivos de células retinianas disminuyen su proliferación, lo cual podría tener aplicaciones en la prevención de enfermedades como la vitreorretinopatía proliferativa 45.
Hipertensión
La vitamina C actuaría contra el estrés oxidativo involucrado en los mecanismos etiológicos de la hipertensión primaria 46. Dosis de 500 mg de ácido ascórbico son útiles para el control de la hipertensión tanto en humanos 47 como en animales de experimentación 48.
Pancreatitis aguda
Aunque en esta enfermedad se genera un estado de estrés oxidativo que altera los niveles de vitamina C, no se ha demostrado la utilidad del ácido ascórbico en el manejo de este proceso 49.
Resfriado común
Tampoco parece ser efectivo su uso en el resfriado común 50,51. No parece tener efecto profiláctico, aunque algunos estudios señalan que puede reducir de forma modesta la severidad y la duración de los síntomas, ya que propicia un fortalecimiento del sistema inmune aumentando la proliferación de linfocitos T e impidiendo su apoptosis durante las infecciones 9.
Uso dermatológico
Su uso tópico se ha recogido en trabajos sobre tratamientos posquirúrgicos, fotoprotección frente a UVA y UVB o tratamiento de hiperpigmentaciones 21,52 (tabla 2). La vitamina C tópica es estable en solución acuosa. Para conseguir su máxima efectividad es fundamental su correcta formulación a altas concentraciones (con el 20 % se consigue la máxima absorción cutánea en animales de experimentación) y con un pH bajo (menor de 3,5 para ser efectivo) 53.
Clínicamente, el fotoenvejecimiento se traduce en la aparición de arrugas, trastornos en la pigmentación y pérdida del tono de la piel. La producción de metaloproteinasas tras múltiples exposiciones a radiación UV constituye una de las causas del daño dérmico hidrolizando las fibras de colágeno 54. La vitamina C tópica al 5 % aumenta a nivel dérmico los niveles de colágeno I y III. La disminución de los niveles de colágeno dérmico con la edad, por lo tanto, es una de las posibles indicaciones del tratamiento tópico 55. Cuando somos jóvenes presentamos más cantidad de ácido ascórbico en determinadas localizaciones, como el área facial, pero progresivamente su concentración dérmica va disminuyendo con la edad 56. Esto podría explicar en parte los beneficios que se derivan de la aplicación tópica de vitamina C. Su uso tópico a una concentración del 5 % durante 6 meses mejora significativamente la apariencia clínica de la piel fotoenvejecida con la desaparición de pequeñas arrugas 57. También ha resultado efectiva la administración de vitamina C tópica al 10 % asociada a un análogo lipídico del ácido ascórbico durante 12 semanas en la mejora del aspecto de las arrugas faciales. A su vez, este efecto clínico se podía correlacionar con un incremento a nivel dérmico en las cantidades de colágeno 58.
Su poder antiinflamatorio y de inactivar los radicales de oxígeno permite que una alta concentración cutánea aumente su capacidad protectora y, como resulta, una fotoprotección más eficaz 53. También potencia la acción fotoprotectora en combinación con melatonina y vitamina E 59,60. Ha podido demostrarse que los niveles de vitamina C se depleccionan de forma muy llamativa tras la irradiación ultravioleta, favoreciendo su administración tópica la protección frente a UVA y UVB 61,62. Por otra parte, la combinación de vitamina C y vitamina E añadida a un fotoprotector con oxibenzona potencia la protección frente al daño fototóxico, lo cual tiene gran importancia en el proceso de fotoprotección 61.
Se ha constatado que es útil en la prevención de dermatitis de contacto alérgica por cromo, gracias a su capacidad para reducir dicho elemento 63. En animales de experimentación se ha demostrado que el ácido ascórbico tópico al 4 % produce menos sensibilizaciones frente a determinados antígenos que se forman por la presencia de RL en la piel. También se ha demostrado que una vez sensibilizados, en las pruebas de provocación, la intensidad de las respuestas es mucho menor si previamente se ha aplicado vitamina C tópica 64. Sin embargo, parece que la dermatitis alérgica de contacto frente al níquel y cobalto no parece relacionada con la producción de RL, por lo que la vitamina C no tendría utilidad en estos pacientes 65.
Los suplementos con vitamina C en cultivos celulares de fibroblastos y queratinocitos humanos favorece la formación in vitro de la barrera epidérmica, junto con un menor tiempo en el cierre de las heridas. En los cultivos donde no se suplementa con vitamina C se objetiva un comportamiento similar al que sucede en el escorbuto, con uniones epiteliales defectuosas, reducción del tejido conectivo y presencia de barreras epidérmicas deficientes 66.
Se ha defendido su uso frente a desórdenes pigmentarios, como sucede en el melasma, en función de la capacidad de la vitamina C de inhibir la actividad de la tirosinasa, reduciendo el número de melanocitos DOPA positivos, dando lugar a una disminución en la producción de melanina 67. Estudios en pacientes con melasma de tipo epidérmico y mixto, que fueron tratados con crema al 5 % de ácido ascórbico frente a hidroquinona al 4 % durante 4 meses, revelaron mejoría subjetiva del 62,5 % y 93 % respectivamente, aunque sin diferencias estadísticamente significativas cuando se utilizaron medios colorimétricos para su evaluación. La vitamina C fue mucho mejor tolerada que la hidroquinona, y sus efectos comenzaron a ser evidentes al tercer mes de tratamiento. Los autores se preguntan las posibilidades que podría tener su formulación al 10 %, dado los buenos resultados que obtuvieron en su estudio 68. En animales de experimentación con quemaduras cutáneas de gran extensión y profundidad se ha visto que la administración de vitamina C disminuye la permeabilidad capilar, favoreciendo la recuperación, al ser menor la cantidad de fluidos parenterales administrados, evitando así un posible daño cardíaco 69. Se ha usado de forma intravenosa sin éxito para prevenir la reducción de la necrosis en colgajos en ratas 70, si bien en otros trabajos sí parece ser eficaz 71.
Se han encontrado niveles disminuidos de vitamina C en pacientes con psoriasis 72, aunque no se han encontrado trabajos publicados en la literatura consultada del uso del ácido ascórbico en este proceso; quizás en el futuro podría tener cabida en el arsenal terapéutico de dicha enfermedad.
Se puede usar a una concentración del 5 % en forma de crema o solución en tratamientos de día en pacientes que apliquen retinoides tópicos, o para favorecer la cicatrización en tratamientos con láser o radioterapia 11,52.
Otros
No parece tener efecto en la enfermedad de Crohn 73, infecciones de vías urinarias 74, esclerosis múltiple 75, enfermedad de Parkinson 76 o en la erradicación del Helicobacter pylori en la colonización gástrica 77. Sí parece ser eficaz en el tratamiento de la fibromialgia 78 y en la distrofia simpática refleja 79.
ESCORBUTO
Su nombre proviene del termino vikingo skyrbjugr, por la creencia que existía entre los marineros de que al tomar leche rancia (skyr), se producía una hinchazón de las encías (bjugr). Aunque afortunadamente la incidencia del escorbuto ha disminuido drásticamente, todavía hoy en día podemos encontrar casos aislados en nuestra sociedad 80.
Se observa principalmente en 4 grupos de riesgo: ancianos, indigentes, alcohólicos y desnutridos 81,82. Afecta a niños con edades comprendidas entre los 6-12 meses de vida que son alimentados con biberones o leches procesadas de baja calidad. El calor frecuentemente destruye la vitamina C debido a su gran labilidad al procesar la leche, por lo que es fundamental enriquecerla a posteriori 81,83. La cocción de los alimentos destruye un 35 % de la vitamina C 8. Incluso las ampollas comercializadas con ácido ascórbico pueden perder durante los procesos de pasteurización y esterilización hasta un 3,5 % de su contenido en vitamina C 84.
Entre las causas y trastornos asociados con el escorbuto en adultos figuran la enfermedad de Crohn 85, la enfermedad de Whipple 86,87, el cáncer de colon 88, la mielofibrosis 88, la enfermedad celíaca 89, enfermedades mentales 87,90,91, las dietas 92,93 o el alcoholismo 5,94. En niños se produce por dietas inadecuadas por enfermedades neuropsiquiátricas 5,95, negligencia o error paterno 6,80,96, dietas autoimpuestas 97 o malabsorción glucosa-galactosa 98. También son destacables las crisis humanitarias y los conflictos armados como causas de escorbuto 99,100.
La clínica aparece entre 2-4 meses de ingesta inadecuada 101. La alteración del colágeno pericapilar, junto a alteraciones en la síntesis de la lámina basal vascular, dan lugar a la fragilidad capilar que caracteriza este cuadro 5,97. La fatiga constituye uno de los síntomas iniciales 102 junto a manifestaciones cutáneas en forma de petequias, equimosis, hematomas y hemorragias en astilla subungueales 94. El cuadro clínico cutáneo característico de esta entidad cursa en forma de pápulas foliculares hiperqueratósicas junto a trastornos en la morfología del pelo, que adquiere una disposición denominada en «sacacorchos» o en «tirabuzón» debido al aspecto ensortijado o retorcido que presenta (fig. 2).
Fig. 2.--Pápulas violáceas puntiformes en extremidades inferiores.
En los dientes podemos observar enfermedad gingival con edema, hemorragias, infecciones secundarias o pérdida de piezas secundarias al trastorno en la producción de dentina 80,81. También se producen alteraciones en los procesos de cicatrización de heridas, o apertura de las recientemente cicatrizadas a consecuencia de los defectos en la síntesis del colágeno 5. Pueden sumarse a todo lo anterior síntomas neuropsiquiátricos con labilidad emocional, histeria, hipocondriasis o depresión 17. Otras manifestaciones son la hipotensión 97 o los síntomas musculoesqueléticos.
A diferencia de los adultos, las manifestaciones óseas son muy frecuentes en niños 81. Los síntomas que aparecen con más frecuencia son la cojera o dificultad para caminar, seguido de dolor de las extremidades a la movilización o a la palpación. Presentan una pseudoparálisis adoptando la postura denominada «patas de rana», con abducción y rotación externa de la articulación de la cadera junto con flexión de las rodillas. Los trastornos en la formación de la matriz ósea y del cartílago de reabsorción aumentan el riesgo de fracturas en torno a los núcleos de crecimiento y la aparición de hemorragias subperiósticas 81, que se localizan de forma electiva en el fémur y la tibia. El esternón puede subluxarse dejando ver a nivel cutáneo el relieve de las uniones condrocostales, lo que constituye el denominado «rosario escorbútico». Como signos radiológicos de escorbuto encontramos alteraciones diafisarias en forma de osteoporosis, adelgazamiento de la cortical, despegamiento perióstico, hematomas subperiósticos tardíos y microfracturas; trastornos epifisarios con núcleos en «burbuja de jabón» y desprendimientos tardíos y desórdenes metafisarios con la presencia de una banda densa denominada «línea blanca de Fraenkel», producida por la desmineralización ósea 80.
De forma excepcional el escorbuto puede cursar con fiebre 103 o hipertensión 81. Si no se corrigen las causas, los síntomas pueden ir progresando con edemas en extremidades inferiores, hemartros, síndrome seco o neuropatía femoral 17. En casos avanzados puede haber afectación de músculo cardíaco, hemopericardio, trastornos medulares óseos, hemorragias peritoneales, retrobulbares, subaracnoideas e intracerebrales, insuficiencia adrenal o bacteriemia que llevan a la muerte del paciente 7,82,104.
El diagnóstico diferencial, desde el punto de vista clínico, debe establecerse con la vasculitis leucocitoclástica, liquen plano, leucemia linfoblástica aguda, artritis séptica, osteomielitis, poliomielitis, fiebre reumática, coagulopatías, embolismos por colesterol, amiloidosis o sífilis 81,105-107. En caso de presentación durante la infancia debemos de diferenciarlo de otros cuadros como la histiocitosis de células de Langerhans, síndrome del niño maltratado, miopatías inflamatorias o coagulopatías 80,96,108.
La anemia está presente en el 80 % de los casos. Suele ser de carácter multifactorial por hemólisis, disminución de la hematopoyesis 5, sangrado, déficit de ácido fólico 17 o trastornos en la absorción del hierro 81. La bilirrubina también se puede encontrar elevada a consecuencia de la hemólisis 5.
La vitamina C se determina en el plasma o en los leucocitos. Los niveles séricos son específicos, pero no sensibles 80. Varían con facilidad en función de la ingesta diaria, por lo que la determinación leucocitaria parece reflejar con mayor fidelidad los depósitos corporales de vitamina C. Sin embargo, esta prueba no está disponible en muchos centros 88. La determinación plasmática precisa de 1 ml de plasma EDTA con 1 ml de solución de homocisteína en ácido tricloroacético. Niveles séricos mayores de 0,6 mg/dl descartan el escorbuto; mayores de 0,2 mg/dl se consideran nutricionalmente aceptables; entre 0,10-0,19 mg/dl niveles bajos y menores de 0,10 mg/dl niveles deficientes. Los síntomas comienzan cuando se alcanzan cifras por debajo de 0,15 mg/dl y las reservas corporales se aproximan a 300 mg 6,105. También es útil para confirmar el diagnóstico la prueba de saturación de ácido ascórbico, con la detección de dosis bajas urinarias de ácido ascórbico tras la administración parenteral previa de vitamina C 80. En esta prueba, en pacientes sanos se excreta más del 80 % de la dosis entre 3-5 horas después de su administración 96. Las pruebas de fragilidad vascular pueden ser también útiles, como la de Rumpel-Leede, que denota la presencia de equimosis bajo la zona de un manguito inflable tras 5 minutos de presión mantenida. Ésta puede ser positiva en otras patologías como sepsis o trombocitopenias 80.
En muchos de los casos descritos en la literatura no se determinó la concentración de vitamina C sérica, realizándose el diagnóstico en función de los datos clínicos, radiológicos y la remisión de los síntomas tras la administración de vitamina C empírica. Para algunos autores la administración de vitamina C con resolución de los síntomas constituye el indicador más fiable de la enfermedad 80-82,91,93,102.
En el estudio anatomopatológico de las lesiones cutáneas podemos ver la presencia de tapones de queratina en el ostium infundibular, ruptura de folículos pilosos y extravasación de eritrocitos en la dermis perifolicular sin datos de vasculitis 91.
El tratamiento no está estandarizado. Como orientación podemos decir que las dosis terapéuticas en niños son de 100-300 mg/día y en adultos 500-1.000 mg/día durante un mes o hasta la recuperación de los síntomas. Los niveles de ácido ascórbico se consiguen normalizar con gran rapidez permitiendo al paciente retomar, de nuevo, una dieta normal 17,93.
De esta forma, las manifestaciones clínicas se resuelven con rapidez en el plazo de dos semanas 88,102. Las hemorragias espontáneas cesan en 24 horas. También ceden con rapidez los dolores musculares y óseos; las encías cicatrizan en 2-3 días; los hematomas regresan en 10-12 días; la bilirrubina se normaliza en 3-5 días y la anemia se corrige en 2-4 semanas 89.
Cuando se administra en forma de medicamento, debe ingerirse preferiblemente por la mañana, y si fuera necesaria una segunda dosis, a primera hora de la tarde. Puede interferir con algeldrato, deferoxamina, etinilestradiol, propanolol o warfarina. Dosis de más de 2 g dan lugar a efectos adversos, como trastornos digestivos en forma de diarrea, náuseas, vómitos, hiperacidez gástrica, espasmos abdominales y flatulencia, trastornos neurológicos con cefalea e insomnio, cálculos renales de oxalato en pacientes con enfermedad renal previa, astenia y anemia hemolítica en pacientes con déficit de glucosa-6-fosfato deshidrogenasa. Dosis superiores a 1 g pueden dar lugar a falsos negativos en la determinación de sangre en heces (métodos que usen guayaco o bencidina) 109 e interferir en las determinaciones de glucosa 7 y de ácido úrico en orina 51.
HISTORIA DEL ESCORBUTO Y DE LA VITAMINA C
La historia del escorbuto corre pareja a la historia del descubrimiento de la vitamina C. Las primeras descripciones del escorbuto se recogen en el papiro de Ebers hace más de 3.500 años. También aparecen en escritos de Hipócrates en el siglo v a.C. En las cruzadas del siglo xiii el ejército de Luis IX fue destruido por los egipcios debido a los estragos que ocasionó el escorbuto en sus tropas 3. Sin embargo, no adquirió la condición de «epidemia» hasta que comenzaron las grandes singladuras marinas de los descubridores y comerciantes de los siglos xv al xviii 5,110. La larga duración de esos viajes impedía a la tripulación disponer de las cantidades adecuadas de frutas, vegetales o animales. La aparición del escorbuto en esas condiciones propició el fracaso de muchas de esas expediciones 83. Fue denominado «la peste de las naos» por los españoles, «peste del mar» por los ingleses o «mal de Loanda» por los portugueses. En 1497, durante la expedición de Vasco de Gama desde Portugal a la India a través del Cabo de Buena Esperanza, 100 de los 140 marineros que conformaban su tripulación fallecieron a causa del escorbuto 97. La enfermedad se desarrollaba cuando llevaban navegando más de 10 semanas. Vasco de Gama objetivó que en uno de los brotes la ingesta de naranjas corregía el problema. Sin embargo, sus observaciones cayeron en el olvido 83. Fernando de Magallanes, en 1520, durante su vuelta al mundo, también sufrió el azote de esta enfermedad perdiendo al 80 % de su tripulación. En 1585, Sir Francis Drake perdió a 600 de sus 2.300 hombres. Un informe británico en 1600 indicaba que, en los 20 años anteriores, habían fallecido unos 10.000 marineros por este motivo. Se han hecho cálculos que elevan hasta un millón de marineros muertos a causa del escorbuto entre los siglos xvii y xix 111.
El escorbuto fue considerado una enfermedad de carácter contagioso 110 durante más de 250 años, entre cuyos remedios se encontraban la ingesta de luciérnagas, café concentrado, algunos tipos de helechos, carne salada, ácido fosfórico, aceite de vitriolo (los antiguos químicos y alquimistas denominaban vitriolos a los sulfatos cristalinos metálicos producidos a partir de la combinación de elementos metálicos, como el azufre, que una vez disueltos y vueltos a cristalizar daban lugar a la obtención de cristales de apariencia vítrea, de ahí su nombre), berros, rábanos, mostaza, sidra, caldo de pollo, soda, sangre de cobaya e incluso transfusiones con sangre de animales 112.
Se atribuyó a las dietas sin sal, a la carencia de oxígeno en el cuerpo, a la grasa desnatada de las cacerolas que hervían en las naves, al mal aire, al espesamiento de la sangre, al viento frío del mar, a la madera verde de las naves, al alcoholismo, a las infecciones bacterianas, etc. 110,112.
Gracias a James Lind (1716-1794) se introdujo el jugo de limón en la marina inglesa. En 1747, cuando se encontraba a bordo del buque de guerra HMS Salisbury como cirujano, trató a 12 pacientes de escorbuto, realizando así el primer ensayo controlado de la Historia de la Medicina. Los pacientes estaban alojados en el mismo recinto, tenían unas manifestaciones clínicas lo más parecidas posible y tomaban la misma dieta. Los dividió en 6 grupos recibiendo cada uno de ellos durante 6 días un complemento adicional diferente como vinagre, sidra, purgas con ajos y mostaza, elixir de vitriolo o cítricos 83,113,114. Observó que aquellos pacientes que tomaban naranjas y limones se recuperaban rápidamente de sus dolencias. Todo ello quedó reflejado en 1753 en su A Treatise of the Scurvy. Lind creía que el escorbuto era un problema de causa digestiva. El aparato digestivo, según la «teoría de la enfermedad» en el capítulo VI de su tratado, funciona de forma óptima cuando la gente se encuentra en ambientes secos y calientes y se alimenta con una dieta variada. Bajo estas condiciones el sistema digestivo fracciona los alimentos en pequeñas partículas que pueden ser aprovechadas como nutrientes 113. Sin embargo, las dudas también embargaron a Lind y sus conclusiones se confundieron con otros posibles factores, como la humedad o el frío, de ahí que transcurrieran 40 años antes de generalizar el uso del zumo de limón 115. En 1795 el almirantazgo británico ordenó proporcionar una ración de zumo de lima o de limón concentrado a todos los marineros británicos 116. Esta medida fue motivo de burla por los marinos de otros países que les pusieron el mote de limeys o bebedores de limón 97. Se consiguió así que en 1800 el escorbuto fuera un trastorno excepcional en los barcos de la Royal Navy británica. Sin embargo, hubo que esperar hasta mediados del siglo xix para que estas medidas se generalizaran al resto de flotas de otros países, como sucedió con la marina francesa en 1856 112.
Dado que no se conocía bien el cuadro, desde el principio se pensó que existían diferentes formas de escorbuto: el de mar y el de tierra. Tal era así que se trataban de forma diferente. De esta forma, como ya hemos dicho, la variante marina se atajaba con el consumo de cítricos mientras que la forma terrestre se trataba mediante la preparación de varias plantas «antiescorbúticas» 117. Hoy en día sabemos que muchas de esas plantas son ineficaces como fuentes de vitamina C, bien por sus escasos niveles o bien porque durante su elaboración se pierde el ácido ascórbico como principio activo, por lo que surge la duda de si muchos de los cuadros referidos en la antigüedad como formas de escorbuto eran debidos a otras patologías o trastornos carenciales 117. Por suerte, la introducción del cultivo de la patata contribuyó a reducir su incidencia en Europa durante el siglo xvii 6.
El diagnóstico diferencial en el pasado se establecía fundamentalmente con el raquitismo. A finales del siglo xix ciertas medidas higiénicas como hervir la leche propiciaron una drástica disminución de la mortalidad infantil. Sin embargo, este hecho dio lugar a que aparecieran muchos casos de escorbuto infantil, dado que con el proceso de calentamiento la leche perdía la vitamina C que contenía. Hubo que esperar hasta 1914 cuando, gracias a los estudios del pediatra Alfred Hess, se demostró que el proceso de pasteurización de la leche daba lugar a la pérdida de su poder antiescorbútico 81,83.
Por otro lado, en el siglo xix comenzaban a popularizarse alimentos farináceos de escaso poder nutricional que sustituían a la leche materna. De hecho, los casos de escorbuto infantil se producían en niños de los estratos socioeconómicos más altos de la población 83. En 1893 Thomas Barlow estableció la causa del escorbuto infantil permitiendo diferenciarlo del raquitismo, con el que compartía manifestaciones clínicas (hasta finales del siglo xix se pensaba que eran la misma entidad) 83,114. Las características hemorragias subperiósticas que presentaban los niños afectos de escorbuto permitieron su diferenciación. De esta forma, en su honor, al escorbuto infantil también se le conoce como enfermedad de Barlow 83,118.
Por último, la vitamina C fue aislada en 1927 por el húngaro Albert von Szent-Györgyi, que en parte le sirvió para recibir el premio Nobel de Medicina y Fisiología en 1937 116,119.
Declaración de conflicto de intereses
Declaramos no tener ningún conflicto de intereses.
Correspondencia:
Fernando Valdés.
Unidad de Dermatología. Hospital da Costa.
Rafael Vior, s/n. 27880 Burela. Lugo.
fernando.valdes.tascon@sergas.es
Recibido el 23 de enero de 2006.
Aceptado el 13 de septiembre de 2006.