Un varón de 66 años, sin antecedentes de interés, fue derivado de un centro externo para la valoración de sarcoma de Kaposi clásico refractario a la radioterapia.
A la exploración, se apreciaba una tumoración de aspecto vascular en el pie izquierdo que ocupaba prácticamente toda su extensión (fig. 1A y B).
Tras reconfirmar el diagnóstico con una nueva biopsia (fig. 1C), que mostró una proliferación vascular con el signo del promontorio y excluir otros posibles diagnósticos diferenciales (angiomatosis bacilar y distintos procesos infecciosos, linfoma cutáneo y otras neoplasias vasculares), se trató con doxorrubicina, con la que se mantuvo estable durante tres años hasta que la enfermedad progresó, siendo refractaria igualmente a la adición de pazopanib. Rápidamente desarrolló nuevas lesiones distribuidas uniformemente por el resto del cuerpo. Una nueva biopsia descartó una transformación anaplásica tumoral y, dada la extensión y su mala situación general, en comité conjunto con Oncología, Traumatología y Cirugía Plástica, se desestimó la amputación y se optó por primar las medidas paliativas, hasta el fallecimiento del paciente.
Este caso clínico es un ejemplo de sarcoma de Kaposi de larga evolución, tórpido tratamiento y desenlace infructuoso, que subraya que, aunque generalmente su curso es mucho más progresivo y benigno, en ocasiones como esta su pronóstico es fatal.