En el presente número de Actas Jaka et al. describen las características de la erupción papulopustular asociada a cetuximab y panitumumab en pacientes con cáncer colorrectal, así como los factores asociados a la respuesta al tratamiento con estos agentes1. Desde el inicio de su uso clínico, hace más de 10 años, hemos asistido a la introducción cada vez más frecuente en terapéutica oncológica de los fármacos que tienen como diana el receptor del factor de crecimiento epidérmico (EGFR). Estos fármacos incluyen anticuerpos monoclonales e inhibidores tirosín-cinasa que se emplean en el tratamiento de estadios avanzados de carcinomas pulmonares, pancreáticos, colorrectales y de cabeza y cuello. Es un hecho conocido la relación entre la intensidad de la erupción papulopustulosa y una mayor tasa de respuesta o de supervivencia global, lo que sugiere que las erupciones cutáneas pueden ser un marcador sustitutivo de biomarcadores para predecir la eficacia de la terapia con inhibidores de EGFR. La novedad del artículo de Jaka et al. es que han encontrado no solo una relación entre la respuesta al tratamiento con cetuximab y panitumumab y la intensidad de la erupción papulopustulosa, sino que la respuesta al tratamiento muestra relación además con la intensidad de la xerosis cutánea inducida por estos fármacos. Esta relación es especialmente interesante si se tiene en cuenta que en muchos centros se emplean tratamientos preventivos de la erupción acneiforme nada más iniciar el tratamiento con anti-EGFR, lo que puede hacer que esta no aparezca, y por tanto no pueda pronosticarse el grado de respuesta.

Del mismo modo Jaka et al. señalan la relevancia clínica de la erupción papulopustulosa inducida por el tratamiento anti-EGFR en los pacientes con cáncer colorrectal. Si bien la gravedad de esta erupción rara vez amenaza la vida, sí que tiene repercusiones importantes en la calidad de vida de los pacientes originando prurito, dolor y repercusiones cosméticas. En su estudio, la erupción acneiforme fue toxicidad limitante de dosis de cetuximab o panitumumab en un 25% de los pacientes, requiriendo retrasar el tratamiento o reducir su dosis1.

El dermatólogo desempeña un papel fundamental en el diagnóstico y tratamiento de las lesiones cutáneas inducidas por el tratamiento oncológico. Estudios como el de Jaka et al. ponen de relevancia el importante papel que desempeñamos los dermatólogos en este campo, no solo en el diagnóstico de la relevancia clínica de una erupción cutánea, sino en la correcta aplicación de las medidas terapéuticas que permitirán a un paciente con cáncer continuar con un tratamiento que puede resultar vital.