Sr. Director:
Las metástasis cutáneas se producen entre el 0,7 y el 9 % de los pacientes con cáncer1. Generalmente son consideradas un fenómeno raro y tardío en la evolución de la mayoría de las neoplasias, aunque en algunos casos pueden constituir su forma de presentación2. Las metástasis cutáneas inflamatorias o carcinoma erisipeloide son poco frecuentes y pueden ser difíciles de diagnosticar.
Se presenta el caso de un paciente con carcinoma escamoso de pulmón que desarrolló metástasis cutánea inflamatoria como primer signo de progresión tumoral tras la respuesta a quimioterapia. Se trata de un varón de 65 años de edad que consultó por lesiones eritematosas en hemitórax derecho de 1 mes de evolución. El paciente había sido fumador hasta hace 24 años y era alérgico a las sulfamidas. Entre sus antecedentes patológicos destacaba hernia de hiato, apendicectomía y vasectomía. En junio de 2002 fue diagnosticado de carcinoma escamoso de pulmón en estadio IV (T4N2M1). En julio de 2002 se practicó toracocentesis evacuadora para alivio sintomático de derrame pleural, extrayéndose 2.000 ml de líquido serohemático. Entre agosto y diciembre de 2002 recibió 6 ciclos de quimioterapia paliativa con cisplatino 80 mg/m2 por vía endovenosa (EV) cada 21 días y gemcitabina 1.250 mg/m2 EV los días 1 y 8 de cada ciclo, obteniéndose respuesta parcial con remisión de las imágenes nodulares pulmonares y reducción significativa del derrame pleural. En julio de 2003 el paciente acudió al servicio de Dermatología por presentar una placa eritemato-edematosa en hemitórax derecho, de márgenes mal definidos y aspecto inflamatorio, de 1 mes de evolución (fig. 1). El paciente no presentaba fiebre ni sintomatología sistémica asociada. La biopsia de la lesión cutánea demostró la presencia de permeación de vasos linfáticos por un carcinoma poco diferenciado, compatible con un tumor primario pulmonar (fig. 2). En agosto de 2003 se documentó mediante tomografía axial computarizada la existencia de adenopatías en axila derecha, recidiva tumoral a nivel del pulmón derecho y aparición de nuevas lesiones nodulares en lóbulo inferior del pulmón izquierdo. Las lesiones infiltrativas en hemitórax derecho y las adenopatías axilares persistieron hasta el último control clínico en septiembre de 2003.
Las metástasis cutáneas suelen manifestarse clínicamente como lesiones nodulares de crecimiento progresivo, generalmente indoloras y duras al tacto. En raras ocasiones las metástasis cutáneas pueden manifestarse como placas infiltradas con signos inflamatorios, y entonces se designan con el término de metástasis cutánea inflamatoria o carcinoma erisipeloide.
El carcinoma inflamatorio de mama representa entre el 1 y el 4 % de todos los casos de cáncer de mama y es la causa más frecuente de carcinoma inflamatorio3. Sin embargo, se han descrito también metástasis inflamatorias en casos aislados de otros tipos de cáncer, como cáncer de páncreas, útero, ovario, parótida, estómago, amígdala, colon, melanoma, próstata, vejiga urinaria, escamoso de laringe y carcinoma escamoso de origen desconocido3-6. El denominador común responsable de las características clínicas de las lesiones es la infiltración por parte de las células neoplásicas de los vasos linfáticos dérmicos, lo cual produce clínicamente lesiones infiltradas eritematosas que semejan procesos infecciosos agudos como erisipela o celulitis7. La piel suele estar caliente, dolorosa, edematosa, eritematosa y limitada por un borde ligeramente sobreelevado. Al contrario que las verdaderas infecciones cutáneas, en el carcinoma erisipeloide no existen fiebre, escalofríos ni leucocitosis, los cultivos microbiológicos son negativos y la evolución suele ser más tórpida, puesto que las lesiones pueden estar presentes durante semanas o meses7.
La incidencia de metástasis cutáneas en pacientes con cáncer de pulmón oscila entre el 2,8 y el 8,7 %. Las localizaciones más frecuentes son la cabeza y el cuello, y la forma clínica más frecuente son las lesiones nodulares8. Las metástasis cutáneas inflamatorias de cáncer de pulmón se han descrito en muy raras ocasiones, y en los tres casos que hemos encontrado descritos en la literatura se trataba en todos ellos de adenocarcinoma de pulmón7,9,10. Nuestro paciente presentaba un carcinoma escamoso de pulmón y la metástasis cutánea inflamatoria fue el primer signo de recidiva tumoral tras la respuesta a la quimioterapia. En el caso de Hazelrigg y Rudolph7 y en el caso de Homler et al10 las lesiones se atribuyeron a diseminación a la piel tras toracotomía exploradora o toracocentesis. En nuestro caso las lesiones cutáneas aparecieron en hemitórax derecho y, como en los casos anteriormente comentados, es posible que la toracocentesis evacuadora realizada un año antes sea la responsable de la diseminación a la piel a través de la pared torácica.
Consideramos que el carcinoma escamoso de pulmón debe ser tenido en cuenta como posible causa de metástasis cutánea inflamatoria y que este diagnóstico debe ser planteado ante todo paciente oncológico con lesiones cutáneas persistentes, con signos inflamatorios y que no responda a tratamiento antibiótico.