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Vol. 111. Núm. 6.
Páginas 453-459 (julio - agosto 2020)
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Artículo de opinión
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Formatos emergentes de congresos y reuniones dermatológicas
Emerging Formats for Dermatology Conferences and Meetings
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A. Martin-Gorgojoa,
Autor para correspondencia
alejandromartingorgojo@aedv.es

Autor para correspondencia.
, E. del Río de la Torreb
a Servicio de ITS/Dermatología, Centro de Diagnóstico Médico, Madrid, España
b Clínica Dermalar, Santiago de Compostela, España
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Tabla 1. Descripción de reuniones y congresos alternativos a los tradicionales
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Desde que en 1889, José Eugenio de Olavide, padre de la dermatología española, y un pequeño grupo de colegas acudiesen al I Congreso Internacional de Dermatología en París, las reuniones y congresos científicos han constituido en nuestro entorno profesional puntos de encuentro, amistad, debate científico y consensos extraordinariamente positivos1. Su principal valor radica en los intercambios personales, cara a cara, entre compañeros de profesión que comparten inquietudes y preocupaciones y que tienen formas de resolverlas complementarias, de lo que surge la agregación sinérgica de conocimientos en un breve periodo de tiempo2.

Teóricamente dirigidos a divulgar y avanzar investigación, a formar a profesionales y a ayudar a establecer políticas basadas en la evidencia, lo cierto es que se carece de estudios cualitativos y cuantitativos que permitan afirmar que estos nobles objetivos de las reuniones tradicionales —a priori lógicos y evidentes— se alcancen y tengan impacto en la práctica al volver al trabajo3.

Por otra parte, los congresos y reuniones específicamente dermatológicas que se llevan a cabo en España —desde que en 1909 tuviera lugar la primera reunión de la Sociedad Española de Dermatología y Sifiliografía (actual AEDV) en la sede del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid— tienen un largo currículo de éxitos y muchas luces, aunque también es necesario tener en consideración sus sombras y necesidades de mejora y actualización que, hasta hace unas décadas, ni siquiera se planteaban. Porque solo diagnosticando el espacio de mejora podrá fijarse la adecuada estrategia para avanzar.

¿Existe una burbuja de reuniones?

La diversificación y la progresiva subespecialización de la actividad dermatológica han llevado a que se multipliquen las reuniones atendiendo a campos cada vez más concretos de conocimiento. Ello ha ido paralelo al incremento de profesionales en cada comunidad autónoma, con un mayor intercambio en entornos más próximos. Es posible, de hecho, que exista una auténtica «burbuja» de reuniones y congresos alimentadas por una sensación de necesidad de formación o mejora continuas, real y/o ficticia. Además de las clásicas reuniones «institucionales» periódicas promovidas por las diversas asociaciones dermatovenereológicas nacionales e internacionales, han proliferado en las últimas décadas un buen número de reuniones de diversa índole que se nutren, también, de los recursos aportados por la industria farmacéutica y cosmética (como patrocinio exclusivo o en forma de puestos de exposición temporal con interés divulgativo y comercial). En determinadas épocas del año la concentración —incluso el solapamiento— de reuniones es tal que, si se acude a un buen número de ellas, el costo personal, familiar, el cansancio y las pérdidas económicas (en caso de que la asistencia suponga pérdida de actividad privada) pueden superar con creces los beneficios de asistir a estas reuniones.

¿Quién paga?

Esta es, con toda seguridad, la primera pregunta que se plantea todo organizador de reuniones o un posible asistente. Probablemente, lo más sensato y razonable sería que cada asistente aportase la parte alícuota del gasto generado: todo congreso y reunión tiene unos gastos en transporte, tasas, infraestructuras y alquileres, soporte técnico, personal, gastos hoteleros y de restauración, etc., que repercuten positivamente en la economía local, el producto interior bruto y el crecimiento económico. Pero este sentido común y aparente beneficio se ha ido desvirtuando progresivamente hasta hacer recaer —en no pocas reuniones— el peso económico en su mayor parte en la industria farmacéutica o cosmética que, de algún modo, espera recuperarlo y compensarlo aumentando sus ingresos. Además, los precios elevados de algunas de estas reuniones en parte podrían justificarse por la progresiva complicación en medios técnicos, pero también porque constituyen una fuente de ingresos importante para los grupos o personas promotores. Y como «el que paga, manda», se aprecia un mayor poder de decisión de la industria en nuestras reuniones en las que, con frecuencia, acaban influyendo en la agenda los tiempos, los oradores y los temas a debatir.

¿Reuniones científicas o ferias y exposiciones comerciales?

Cuando Juan de Azúa inauguró las sesiones de la primigenia AEDV, el contenido fue estrictamente científico y protocolario. Hoy en día, sin embargo, la mayoría de las reuniones dermatológicas en el mundo tienen una parte de «feria comercial», de presentación de novedades en equipamientos y productos. La industria farmacéutica y cosmética no deja de ser un grupo de empresas y corporaciones privadas con legítimo ánimo de lucro. Esta exposición comercial puede ser interesante y justificar incluso el viaje y el tiempo dedicado, pero puede llegar a generar una distracción clara del papel formativo de estas reuniones. Por ello, cabe reflexionar sobre la proporcionalidad de dichas exposiciones y, sin dejar de permitir esta tarea informativa-divulgativa de los productos, evitar que eclipsen la verdadera misión del encuentro de proporcionar información científica e independiente. No es cuestión de culpabilizar a la industria, sino de reclamar de forma asertiva la responsabilidad de los organizadores de los eventos científico-profesionales (y líderes de las sociedades científicas) para que no se desvirtúen los principios que justifican este tipo de encuentros.

¿Son los contenidos de nuestros congresos representativos y proporcionados a la dermatología cotidiana?

El peso de la industria ya comentado y nuestra natural avidez por las novedades (de ahí el éxito de ese formato en buena parte de nuestros encuentros) pueden distorsionar o escorar de forma notable el equilibrio y proporcionalidad de los contenidos de nuestras reuniones. De este modo, es frecuente que patologías o técnicas que tienen una proporción pequeña de consultas o de tiempo de dedicación en la práctica cotidiana estén sobrerrepresentadas en las reuniones. Siguiendo la regla de Pareto (y sin ánimo de hacer una afirmación precisa, sistemática ni generalizada), puede suceder que el 20% de la dermatología en la práctica clínica cotidiana ocupe hasta un 80% del tiempo de algunas reuniones, lo que genera que queden parcelas significativas de nuestra especialidad sin valedores ni paladines económicos, yerma y en barbecho formativo.

¿Existe una concentración de ponencias en un número reducido de ponentes?

Otro de los fenómenos recurrentes del sistema tradicional de reuniones y congresos —vinculado a la subespecialización— es que no es infrecuente encontrar a los mismos oradores en los mismos entornos hablando de lo mismo. Es bien cierto, sin embargo, que, cuando un autor trabaja, dedica tiempo, esfuerzo y profundiza en un tema concreto probablemente pocos —o nadie— van a poder abordarlo tan bien y poner en lo posible negro sobre blanco en esa materia. Pero no se ha de perder de vista la necesidad de aumentar la diversidad de ponentes en las reuniones, intentando evitar la reiteración y monotonía en aquellos casos en los que no sea imprescindible y convocando a las nuevas voces sin que estas sean impuestas por agentes externos.

El antiguo reparto de poder entre las cátedras de la especialidad en España y de los grandes servicios de dermatología en los hospitales públicos terciarios ha constituido hasta décadas recientes un entorno de conocimiento y desarrollo enriquecedor, pero fue, al mismo tiempo, un sistema determinista y cerrado4. Este ha sido parcialmente superado en la actual dermatología española, más dinámica, diversa y rica que nunca.

La gestión del tiempo en el siglo XXI

El tiempo es uno de los bienes más preciados y del que, desafortunadamente, hacemos muy mal uso, a veces incluso intentando «rellenar» la vida y la formación con contenidos que, en realidad, no necesitamos. Precisamente, las grandes reuniones de 3 a 5 días se van viendo adelgazadas cada vez más en la asistencia real porque resulta cada vez más difícil disponer de todos esos días de tiempo libre, familiar o profesional. Entendemos como posible que algunos prefieran un único evento anual de varios días (en lugar de varios eventos de corta duración), pero la realidad demuestra que una alta proporción de dermatólogos acude a tan solo uno o 2 de los días de estos congresos porque sencillamente no resulta factible ni deseable asistir a más.

¿El número de congresistas y de concurrencia de la industria son buenos indicadores de la calidad de la reunión?

Creemos que la respuesta a esta pregunta es que no. Aunque intuitivamente se tiende a emparejar éxito con asistencia y con la calidad intrínseca de la reunión, sucede con cierta frecuencia que las reuniones excesivamente grandes, diversificadas y con una enorme oferta de contenidos llevan a una cierta saturación y dispersión. Esta parálisis del análisis se produce por una simple incapacidad para decidir entre tantas posibilidades, ante una oferta excesiva y en ocasiones de difícil comprensión.

¿Son ecológicos y sostenibles nuestros congresos?

Es indudable que cualquier congreso, sea de la materia que sea, aporta unos recursos y una riqueza al lugar en el que se realiza con un importante impacto económico. Tanto es así que muchas ciudades desarrollan planes específicos de «turismo de congresos o convenciones» como una estrategia programada con apoyo de administraciones y empresas locales, con mayor o menor éxito. Pero, más allá de esto, ¿cuántos no son los materiales redundantes, superfluos, de vida efímera o fugaz (papeles, folletos, bagatelas, etc.), de consumo de combustibles y de energía, de generación de plásticos y residuos en gran medida evitables que generan nuestras reuniones? ¿Somos conscientes de ello? ¿Somos respetuosos con nuestro entorno? Una de las primeras es la «huella ecológica» que supone la celebración de un congreso tradicional, con liberación de gases con efecto invernadero a la atmósfera secundarios al transporte de asistentes y ponentes, así como al uso intensivo de recursos para su celebración. Un editorial del British Medical Journal de 2008 ponía de relieve que los congresos internacionales pueden contribuir al calentamiento global y deberían considerarse un lujo que nuestro planeta no puede permitirse5.

Figura 1.

Imagen de la reunión sobre Lectura Crítica de Artículos celebrada en la Isla de San Simón, en la ría de Vigo el 4 de septiembre de 2019.

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Nuevas respuestas y nuevos congresos para nuevos tiempos

Después de este análisis nos preguntamos: ¿qué oportunidades nos ofrece ser conscientes de estas debilidades y afrontarlas con viejos métodos y con las nuevas tecnologías? ¿Qué tendencias vendrán? ¿Hacia dónde avanza el futuro de nuestros encuentros? ¿Mantendremos los formatos de macrocongresos, reuniones y ferias del momento actual? ¿Continuará e irá incluso a más la actual tendencia a pesar de que empezamos a ser conscientes de sus efectos negativos y sus debilidades? La respuesta a esta última pregunta consideramos que es por ahora afirmativa: el actual modelo parece robusto y son pocos los que lo cuestionan (motivos por los cuales, tanto en dermatología como en medicina en general, se mantendrá y gozará de vigor durante bastantes décadas). Pero al mismo tiempo empiezan a surgir iniciativas que pueden comenzar a marcar un cambio de tendencia o, al menos, un reajuste del sistema. Desgranamos algunas de ellas en la tabla 1, con ejemplos concretos, junto a unas pocas pinceladas de lo que creemos que deberían ser las alternativas a los congresos y reuniones tradicionales.

Tabla 1.

Descripción de reuniones y congresos alternativos a los tradicionales

Tipo de congreso/reunión propuesto  Descripción y reflexiones  Solución propuesta y/o ejemplo 
Reuniones breves  Las reuniones muy largas son insostenibles. De hecho, una buena parte del tiempo es dedicado por algunos asistentes al turismo. Y, ¿por qué no?, puede ser una parte legítima del desplazamiento. ¿Cuántas no son las veces que puede atraer más el destino y el lugar de celebración más que la propia reunión en sí? No obstante, cada vez más compañeros prefieren diferenciar y dedicar un tiempo determinado e intensivo a formación y otros momentos al ocio turístico. Sacrificar tiempo personal o familiar, de los fines de semana o las aficiones, entra cada vez menos en los planes de los profesionales  Por ello, están teniendo más éxito las reuniones que se celebran en viernes y sábado, preferiblemente hasta el mediodía, que permitan regresar a casa por la tarde y mantener un cierto «fin de semana»A partir de las reflexiones anteriores y de los precios objetivos de mercado, para minimizar el gasto hotelero, teniendo en cuenta el menor coste de los establecimientos en domingo noche y lunes, sería interesante sopesar la organización de reuniones en jornadas alternativas a viernes y sábado, lo que en principio no tendría mayor impacto sobre nuestro trabajo semanal, pero sí un menor coste 
Encuentros de proximidad  Lo exótico y lejano puede ser motivo de atracción en sí mismo. Pero, si a ello se suma el coste en tiempo, dinero, renuncia y cansancio, puede no ser tan rentable y disuadirnos. Tampoco es bueno para el contenido y el aprovechamiento de la reunión que el entorno sea tan sugerente que se imponga sobre la propia reunión, como la forma sobre el fondo  Así pues, la proximidad a nuestro entorno habitual creemos que puede tener un mayor reclamo y capacidad de convocatoria, motivados por una llegada fácil y una vuelta ágil. Desde un punto de vista ecológico, además, serían ideales aquellas reuniones a las que se puede llegar en unas 2-3h, en tren (preferible claramente al avión para las distancias medias), a ser posible en sitios que no se encuentren a más de 400km de los lugares de residencia y trabajo de los asistentes 
Reuniones informales de dermatólogos apasionados por un tema concreto  Aunque los Grupos de Trabajo de la Academia Española de Dermatología cubren casi todos los campos posibles de interés en la especialidad, hay aún hueco para que compañeros ilusionados especialmente con algún tema muy determinado se reúnan para profundizar en ello  Esto sucede, por ejemplo, con el grupo «Nos Gusta el Láser» que, además de su propio chat de mensajería instantánea, se reúne una vez al año en Madrid, un sábado por la mañana, en las instalaciones que les facilita desinteresadamente nuestra Academia Española de Dermatología para compartir sus opiniones, inquietudes, dificultades, experiencias, ideas y soluciones 
Encuentros de colectivos tradicionalmente poco visibilizados  Algunos otros colectivos, hasta hace poco escasamente visibilizados y organizados, están empezando también a hacerse ver y notar en el contexto de la dermatología. Sucede, por ejemplo, con dermatólogos de práctica privada, que trabajan en muchos casos como un profesional único, a pie de calle, en sus propias consultas, con una alta necesidad de resolución (de la que dependen sus propios ingresos), con escasa interacción cotidiana con otros colegas y riesgo de «quemarse», pero muy expuestos a la opinión pública (también en redes sociales)Su justificación es simple: si en un servicio hospitalario se organizan sesiones clínicas y científicas de intercambio y profundización, ¿cuánto más no serán necesarias para aquellos que trabajan solos sin tener con quien aconsejarse en la toma de decisiones o contrastar opiniones?  El asentamiento de asociaciones como Dermus (Asociación de Clínicas de Práctica Privada de Dermatología), que ya va por su decimotercera reunión anual es un claro ejemploMás modestas son las «Sesiones de Dermatología Privada de Galicia» (la cuarta edición tuvo lugar el 28 de septiembre de 2019). En el ejemplo gallego expuesto se llevan a cabo, en una única edición anual, habitualmente cuatro ponencias de interés común, abiertas a cualquier dermatólogo independientemente del tipo de práctica que ejerza, con 30-45min de presentación y 15-20min de diálogo. Tienen lugar en la sede del Colegio Oficial de Médicos de Santiago de CompostelaCon este tipo de planteamiento, próximo y a pequeña escala, se pueden organizar y mantener reuniones de mínimo gasto 
Encuentros a cuenta del asistente  ¿Quién no puede, acaso, pagarse un café y un menú de trabajo? ¿Son nuestros salarios, incluso de los médicos residentes, tan poco dignos? La realidad es que se pueden sostener reuniones de mínimo gasto y alto aprendizaje  Un ejemplo ilustrativo es la «Reunión sobre Lectura Crítica de Artículos» que se celebró el pasado sábado 4 de septiembre de 2019 en la isla de San Simón, en la ría de Vigo. Esta fue promovida, amparada y parcialmente subvencionada por la Sección Gallega de la AEDV. Los desplazamientos y la manutención supusieron un desembolso de 30euros. A ella acudió una treintena de dermatólogos, desde residentes de primer año a dermatólogos veteranos de práctica pública y privada muy motivados e implicados en la propia reunión (fig. 1
Foros digitales y de mensajería instantánea  No podemos dejar de mencionar las enormes posibilidades que nos ofrecen ya desde hace unos años las nuevas tecnologías de la información y comunicación. Las videoconferencias, webinars, redes sociales, repositorios digitales, bibliotecas virtuales de las diversas asociaciones y canales de vídeo on-line son un fondo inagotable de recursos, cada vez más ricos y mejores. Los chats y foros profesionales, herederos de las «antiguas» listas de distribución de correo electrónico, de las que algunas aún perviven, son la expresión más genuina y dinámica de estas posibilidades. Tanto que requieren una cierta regulación por su propia dinámica ágil y control normativo y legal6  Dentro de los múltiples ejemplos para ilustrar este apartado queremos destacar Dermachat (fig. 2), foro del que ambos autores somos parte, y que cuenta con cerca de 500 dermatólogos que lo consultan regularmente, con un grado de participación libre y variable en el que cada miembro se siente cómodo. Promovido y dinamizado en la plataforma de mensajería instantánea Telegram desde 2014 por Mario Linares y Francisco Russo, con unos mínimos y lógicos requisitos de participación y respeto a todas las opiniones, es un ejemplo fecundo y exitoso de divulgación y aprendizaje ágil, de diálogo, de ayuda generosa en el diagnóstico, en compartir fuentes bibliográficas o en la elección de alternativas de tratamiento, a veces incluso inmediato y con el paciente en la propia consulta. Debe reconocérsele el mérito de haber sabido volver a ilusionar a un buen grupo de dermatólogos alejados de los foros de encuentro tradicionales o con un desarrollo profesional habitualmente solitario 
Reuniones y congresos virtuales:I Congreso Virtual Dermachat (14 de septiembre de 2019)  Precisamente en el contexto de Dermachat surgió, en los meses de junio a septiembre de 2019, una iniciativa para la realización de un congreso o reunión virtual que se celebró finalmente el 14 de septiembre de 2019. Iniciada con un llamamiento o convocatoria previa y una coordinación mínima en un foro de trabajo virtual en paralelo, se logró que un nutrido grupo de participantes (35 dermatólogos y un dermatopatólogo) se animasen a presentar una ponencia digital para esta iniciativa docente, científica y divulgativa, recurriendo únicamente a dos instrumentos sencillos y asequibles para todos: el canal de la aplicación de mensajería instantánea Telegram, en el que se desarrolla el propio Dermachat, y la grabación de las ponencias en formato vídeo MP4 (con dos requisitos: duración menor de 10min y tamaño del archivo menor de 100megabytes). Ello permitió realizar una reunión plural, diversa, con temas de metodología, gestión, clínica, cirugía y estética, construida de forma colaborativa, gracias a que los participantes se animaron a dar un paso adelante en este modelo abierto y altruista postulándose con un tema concreto con el que creyeron que podían aportar más al colectivo o sobre el que tenían algo —siempre bueno— que contar. Las ponencias quedaron programadas previamente, algunas desde días antes, para ser emitidas puntualmente y de acuerdo con el programa. Todos los participantes pudieron seguir en directo esta reunión por Internet en un formato multiplataforma, desde la comodidad de sus propias casas, sin tener que desplazarse ni perder tiempo y sin que todo ello no supusiera ni un solo céntimo de gasto, más allá del tiempo, dedicación e ilusión que pusimos en ello. Además, las presentaciones permanecen registradas en el canal de este grupo semipúblico, lo que permite que puedan visionarse en diferido y siempre que se desee   
Figura 2.

Anagrama del grupo informal de mensajería instantánea Dermachat, en el que participan cerca de 500 dermatólogos, con la leyenda del «I Congreso Virtual Dermachat» que se celebró el pasado sábado 14 de septiembre de 2019.

(0.14MB).
Reflexión final

A pesar de estos pequeños grandes pasos y de las iniciativas y alternativas planteadas, las reuniones presenciales seguirán existiendo siempre. Y así lo deseamos porque, al lado de la ciencia dermatológica y sus contenidos, queda la otra parte igualmente importante si no más: la interacción frente a frente de los dermatólogos, los saludos, los abrazos, las sonrisas y la vida real. Y es que al final, la interacción directa entre las personas es y continuará siendo la forma más enriquecedora profesional y emocionalmente para los seres humanos.

Agradecimientos

Los autores agradecen la revisión y lectura crítica del manuscrito por parte de los Dres. Tomás Toledo Pastrana y Fernando Cabo Gómez.

Bibliografía
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Are international medical conferences an outdated luxury the planet can’t afford? No.
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Usefulness of medical conferences.
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Are medical conferences useful? And for whom?.
JAMA., 307 (2012), pp. 1257-1258
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I. Garcia-Doval, F. Cabo.
Estructura social de la Dermatología.
Actas Dermosifiliogr., 99 (2008), pp. 241-243
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M. Green.
Are international medical conferences an outdated luxury the planet can’t afford? Yes.
BMJ., 336 (2008), pp. 1466
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J. Arimany Manso, R. Taberner Ferrer, I. Pidevall, J.M. Mascaró Ballester, C. Martin-Fumadó.
Use of photography in dermatology: Ethical and legal implications.
Actas Dermosifiliogr., 111 (2020), pp. 107-114
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