El médico tiene como fines conservar la salud y curar la enfermedad, como hemos constatado durante la pandemia por SARS-CoV-2.
En 1880, las infecciones de transmisión sexual (ITS) hacían estragos entre la población; no existía un tratamiento eficaz, ya que solo se contaba con mercuriales, que no siempre eran bien tolerados.
El Dr. Juan de Azúa y Suárez (Madrid, 1858-1922), dermatólogo y primer catedrático de Dermatología y Sifiliografía de la Facultad de Medicina de la Universidad de Madrid1, tuvo la visión de un higienista para intentar un control de la trasmisión de la patología venérea. Él mismo se definía como «intervencionista, en esta como en todas las cuestiones de salubridad»2.
Hombre dotado de una extraordinaria capacidad de observación y de una gran inteligencia, presentó al Real Consejo de Sanidad, en 1904, un proyecto de Reglamento de la Sección de Higiene de la Prostitución2, distribuido en once bases, en las que defendía algunas innovaciones, como la creación de una policía sanitaria o la provisión de plazas de médicos higienistas, y un epílogo en el que desarrollaba los «Avisos sanitarios»2.
Estos «Avisos» habían sido propuestos por Azúa al Congreso Internacional de Medicina de Roma (1894) para la profilaxis de varias enfermedades cutáneas y venéreas, y los empleaba en su consulta del Hospital de San Juan de Dios2,3.
El mérito del Dr. Azúa radica en responder, de forma divulgativa y eficaz, a una necesidad real de información sobre higiene, que en su época podía considerarse «moral», ya que los progresos en este ámbito eran escasos.
Los «Avisos sanitarios» consistían en una información impresa sobre la sífilis y la blenorragia, entre otras infecciones, como la lepra o las tiñas, sus mecanismos de contagio y las precauciones a tomar para evitarlas.
Azúa los redactó y costeó su impresión, lo que demuestra la conciencia y la contundencia con la que acometía la lucha antivenérea.
Constan de dos anexos. El anexoI (figs. 1 y 2), dirigido a los pacientes vistos en la consulta hospitalaria, tiene dos partes: la primera dedicada a la prevención de la sífilis; la segunda, a la de la blenorragia y otras enfermedades. El anexoII (fig. 3) estaba especialmente dirigido a los usuarios de casas de tolerancia o a los que tenían contacto con prostitutas inscritas.
Los «avisos» están escritos en lenguaje vulgar (para el vulgo)3, muestran ejemplos y consejos, en tono machacón ex profeso3. El objetivo era resultar inteligibles, prácticos y concretos en sus directrices. Como ejemplos:
«Sirven:
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»Para hacer saber a quien los lea algunos de los perjuicios que producen las enfermedades contagiosas (quiere decir pegajosas) de que hablan.
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»Para librarse muchas veces de esas enfermedades por conocer en qué ocasiones y con qué se pega»3.
Fueron presentados en el IXCongreso Internacional de Higiene y Demografía celebrado en Madrid en 18983.
Los «Avisos sanitarios» constituyen un hito en la historia de dermatología española. Azúa mostró una gran perspicacia y un gran compromiso sanitario con el individuo y con la sociedad al diseñar folletos informativos para la prevención de dichas enfermedades. Para consternación del autor, sus «Avisos sanitarios» no tuvieron el suficiente calado dado el alto índice de analfabetismo de la población de su época. Sin embargo, sus esfuerzos no fueron en vano, pues en 1910 se estableció por Real Orden el Servicio de Higiene de la Prostitución dependiente de las Juntas Provinciales de Sanidad. Ocho años después, también por Real Orden, el Ministerio de la Gobernación estableció las Bases para la Reglamentación de la Profilaxis de las enfermedades venéreosifilíticas en España. En 1925 el Reglamento de Sanidad Municipal obligó en su artículo63 a instalar dispensarios antivenéreos. Y en 1928, el Código Penal, en su artículo 538, estableció el delito de contagio2. Dermatólogos posteriores a Azúa, entre los que se encuentran Bravo, Covisa y Álvarez Sainz de Aja, continuaron su estrategia en cuanto a la educación sanitaria a la población y a los pacientes con ITS3,4.
En 1929, Sainz de Aja publicó en la revista Ecos Españoles de Dermatología y Sifiliografía cuatro avisos sanitarios propios dedicados a los pacientes con blenorragia, sífilis, chancros de origen venéreo o sarna2,3.
Los nuevos medios de divulgación, las conferencias, los carteles o el cine dejaron fuera de uso los antiguos «Avisos», pero no por ello podemos negar la indudable labor realizada por los mismos3,4.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.