Even before dermatology was born as a specialty at the beginning of the 19th century, most skin lesions and dermatoses tended to be treated by surgeons rather than physicians. After medicine and surgery were unified into a single discipline and dermatology emerged as a modern specialty, this relationship became blurred and Spanish dermatologists leaned more towards medicine than surgery. Then improvements in surgical techniques, knowledge of antiseptic and aseptic procedures, the development and introduction of anesthesia, and the greater interest in micrographic approaches led to the rediscovery and almost complete rebirth of this old surgical tradition in the second half of the 19th century. In Spain, dermatologic surgery as such did not really exist until the first third of the 20th century, when Enrique Álvarez Sainz de Aja and Vicente Gimeno emerged as the main exponents of this discipline. Of these 2, Álvarez Sainz de Aja—drawing on his previous experience as a general surgeon and obstetrician—was the better practitioner of the incipient dermatologic surgery. The other, Gimeno, wrote an interesting booklet on dermatologic surgery that was published in 1923 and that formed the basis of his inaugural speech to the Spanish Royal National Academy of Medicine.
Aun antes del nacimiento de la Dermatología como especialidad a principios del siglo XIX, la mayoría de las lesiones cutáneas y dermatosis eran materia de los cirujanos más que de los médicos. Después de la unificación de la Medicina y de la Cirugía, y del nacimiento de la Dermatología como especialidad moderna, esta relación se fue desdibujando y los dermatólogos españoles se aproximaron más a la Medicina que a la Cirugía. Las mejoras en la técnica quirúrgica, en la antisepsia y la asepsia, el nacimiento y difusión de la anestesia y el mayor interés en los estudios micrográficos llevaron a la recuperación, casi de novo, de esta vieja tradición quirúrgica en la segunda mitad del siglo XIX. En España, no se puede hablar de una auténtica «cirugía dermatológica» hasta el primer tercio del siglo XX, cuyos principales exponentes fueron Enrique Álvarez Sainz de Aja y Vicente Gimeno. El primero de ellos fue el mejor práctico de la incipiente cirugía dermatológica que basaba en su experiencia previa en Cirugía General y Obstetricia. El segundo nos dejó un interesante opúsculo de cirugía dermatológica, publicado en 1923 y que fue el texto de su discurso de recepción en la Real Academia Nacional de Medicina.