La hidradenitis supurativa (HS) es una enfermedad inflamatoria crónica inmunomediada de la unidad pilosebáceo-apocrina1 que ocasiona un gran impacto en la calidad de vida de los pacientes, deteriorando su estado de salud y limitando las relaciones sociales2,3. Para optimizar el manejo de esta patología, algunos autores han intentado clasificar a los sujetos con HS en fenotipos clínicos principalmente en base a la localización4, y al tipo de lesiones predominantes5 (perfiles folicular, inflamatorio y mixto), así como categorizar las lesiones, especialmente los túneles, mediante pruebas de imagen. Pese a su elevada prevalencia (próxima al 1% en países desarrollados)1 sigue representando una entidad desconocida para muchos profesionales, con un manejo poco estandarizado, lo que lleva a un importante retraso diagnóstico, un incorrecto abordaje terapéutico y con ello a la progresión de la enfermedad. Algunos autores han planteado que dicha progresión, unida a la presencia de algunos factores de riesgo frecuentemente vinculados a los pacientes con HS, como el hábito tabáquico y la obesidad, podrían inducir un ambiente proinflamatorio sistémico potencialmente responsable del desarrollo de comorbilidades y de un descenso de la esperanza de vida, de forma análoga a lo planteado previamente en los pacientes con psoriasis, incurriendo en un incremento del gasto sanitario6. La aprobación de adalimumab para su empleo en el manejo de la HS moderada-severa por parte de las agencias reguladoras supuso un cambio de paradigma en el tratamiento médico de los pacientes con fenotipo inflamatorio, que ha mostrado ser un factor de riesgo independiente de progresión de la enfermedad5. En los últimos años, se ha profundizado en la patogénesis de la enfermedad, implicando otras vías moleculares e interleucinas (IL) diferentes al TNF alfa (IL1, IL-6, IL-10, IL -12/23, IL-17, IL-22, complemento y janus kinasa ente otros)7,8 lo que ha permitido el desarrollo de nuevas moléculas, y la búsqueda de posibles nuevas indicaciones en fármacos ya comercializados, albergando una esperanza para muchos pacientes. Desafortunadamente, hoy en día, por el tipo de lesiones y severidad de la enfermedad, muchos pacientes precisan de un tratamiento combinado médico-quirúrgico,8 de forma que, en muchos casos, las terapias avanzadas suponen un simple medio para preparar al paciente de cara a una intervención quirúrgica en ocasiones agresiva y con una no menospreciable tasa de recurrencia, según la localización y el procedimiento realizados. A todo ello se añade una importante heterogeneidad en la utilización de scores/sistemas de medición en la práctica clínica, lo que dificulta aún más el manejo estandarizado.
Por todo lo expuesto anteriormente, se hace necesario llevar a cabo una correcta evaluación clínica, que apoyada en una herramienta no invasiva como la ecografía9, permita llevar a cabo un diagnóstico precoz de la enfermedad y su fenotipo, identificando las lesiones activas, subclínicas, y a aquellos pacientes situados en la llamada «ventana de oportunidad», entendiendo esta etapa como la fase de la enfermedad en la que el tratamiento médico es más eficaz al encontrarse ante lesiones reversibles, que se corresponde con la fase en la que los pacientes presentan lesiones tipo nódulos/abscesos (fig. 1)10. Es en este grupo de pacientes en los que una intervención agresiva y precoz con terapias avanzadas, unido a una adecuada estrategia de educación para la salud, podría tener un importante impacto en el pronóstico. De forma generalizada, podrían incluirse en esta categoría (tabla 1) pacientes que debuten con un fenotipo inflamatorio de Martorell, caracterizado por el comienzo en forma de abscesos, en ausencia de lesiones a tipo comedón5, aquellos sujetos con un incremento rápido del número de nódulos inflamatorios pese a tratamiento sistémico convencional, pacientes con abscesos perianales, y pacientes con una forma mixta de HS de Martorell,5 que incluye pacientes con fenotipo inicialmente folicular que comienza a desarrollar abscesos en 2 o más áreas anatómicas, con antecedentes personales de tabaquismo mantenido(< 10 cigarrillos/día más de 10 años). Este abordaje agresivo en fases tempranas, podría suponer por tanto un cambio de paradigma en el manejo de esta patología, evitando la progresión a formas mutilantes de la enfermedad, minimizando el riesgo cardiovascular6 y mejorando la calidad de vida de los pacientes.
Representación gráfica de la «ventana de oportunidad»/window of opportunity. Fuente: Martorell, et al.10.
Principales grupos de pacientes englobados dentro de la «ventana de oportunidad»
Grupos de pacientes potencialmente beneficiados de un tratamiento precoz y agresivo a | |
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A | Debut de HS con un fenotipo inflamatorio de Martorell, caracterizado por el debut en forma de abscesos, en ausencia de lesiones a tipo comedón |
B | Sujetos con un incremento rápido del número de nódulos inflamatorios pese a tratamiento sistémico convencional |
C | Pacientes con abscesos perianales |
D | Sujetos con una forma mixta de HS de Martorell (pacientes con fenotipo inicialmente folicular que comienza a desarrollar abscesos en 2 o más áreas anatómicas) con antecedentes personales de tabaquismo mantenido (<10 cigarrillos/día más de 10 años) |
Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.