Una mujer de 61 años, sin antecedentes de interés, consultó por unas máculas eritematosas anulares, ligeramente sobreelevadas, en el escote y el dorso de los brazos de unos 3 meses de evolución.
La biopsia cutánea de una de las lesiones evidenciaba dos hallazgos: una dermatitis de interfase y un nevus melanocítico intradérmico (fig. 1A). La dermatitis de interfase era de tipo vacuolar con infiltrado inflamatorio linfocitario perivascular y depósito intersticial de mucina (fig. 1B). El nevus intradérmico estaba formado por melanocitos epitelioides amelanóticos con un infiltrado inflamatorio linfocitario focal. Los melanocitos presentaban unos citoplasmas amplios eosinófilos, de bordes bien definidos y unos núcleos con un pleomorfismo discreto (fig. 1C).
El diagnóstico histológico fue de nevus melanocítico intradérmico coincidente con un lupus eritematoso subagudo.
Es conocida la coexistencia de nevus melanocíticos con procesos inflamatorios tipo eccema (nevus de Meyerson), psoriasis o liquen escleroso. No existen muchos casos publicados sobre este episodio y no se ha descrito en un lupus eritematoso.
La importancia del hallazgo reside en la posibilidad de que un proceso inflamatorio induzca cambios morfológicos en la proliferación benigna que puedan simular un melanoma. En nuestro caso, el hábito epitelioide de los melanocitos y el infiltrado inflamatorio (probablemente del lupus), nos sugirió un nevus con una pérdida de expresión de BAP-1 (no confirmada por inmunohistoquímica).