The first issue of Actas Dermo-Sifiliográficas appeared in May-June of 1909. Although not the first Spanish dermatology journal, it did provide a lasting forum where dermatologists could publish in Spanish at the same time as opening a window to the practice of dermatology throughout the world. Initially, the journal only included minutes of the Spanish Society of Dermatology (currently the Spanish Academy of Dermatology and Venereology [AEDV]), certain obituaries, and a section on foreign journals. The first issue of the journal is a good snapshot of the situation of the specialty in Spain 100 years ago. The proportion dedicated to venereology was substantial—more than half the total content. Venereology itself was dominated by syphilis, explaining why the journal retains the word “sifiliográfica” in its title. The catalyst for starting the journal was Juan de Azúa, who was also president of the society, with the help of Sánchez-Covisa as recording secretary, and Miguel Serrano as the society's treasurer and journal manager. The first collaborators were drawn almost entirely from the now defunct Hospital San Juan de Dios in Madrid.
El primer número de Actas Dermo-Sifiliográficas vio la luz en mayo-junio de 1909. No era la primera revista dermatológica española, pero su aparición supuso el impulso definitivo y la consolidación de un espacio de publicación en español abierta a la dermatología mundial que ha perdurado en el tiempo. Inicialmente se publicaban sólo las actas de las sesiones de la Sociedad Española de Dermatología y Sifiliografía (actual Academia Española de Dermatología y Venereología), algunos obituarios y una sección de revista extranjera. El primer ejemplar de la revista es un buen retrato de la situación de la especialidad en España hace 100 años. La venereología ocupaba un espacio muy importante: más de la mitad del volumen de trabajo. La sífilis dominaba la venereología y eso explica que la revista sea precisamente «sifiliográfica».
El catalizador de la revista fue Juan de Azúa, presidente también de la Sociedad, auxiliado por José Sánchez-Covisa como secretario de Actas y por Miguel Serrano como tesorero de la Sociedad y administrador de la revista. Los colaboradores iniciales provenían casi en exclusiva del ya desaparecido Hospital de San Juan de Dios de Madrid.